Casi sin transición, he pasado de la humedad mediterránea hasta el
frío seco de la Villa y Corte en estos días invernales. El paseo por la
Casa Museo Sorolla me ha envuelto en tonos malvas, amarillos, azules,
luces y remembranzas. En el exterior, en el primer jardín del que
fué su hogar y estudio, los niños juegan en la fuente helada.
Siempre, Sorolla.
Sorolla,es grande,fué grande y seguira siendo grande.Besos de luz amiga mia.
ResponderEliminarQue disfrutes con uno de los grandes y también de la Villa y Corte.
ResponderEliminarBesos
Ays, Mariluz... qué cerquita hemos estado. El museo Sorolla es uno de mis preferidos, es un lugar encantador, además. Y lo tengo al lado de casa. Espero que hayas disfrutado de Madrid estos días de luz heladora.
ResponderEliminarUn beso.
La Casa Museo Sorolla es una preciosidad Llena de luz por dentro y silencio por fuera. Me pareció un remanso de paz en medio de una gran ciudad como es Madrid. Un gusto pasar por tu casa. Un saludo
ResponderEliminarjooooooooooo, anda que dices nada, seguro que has disfrutado mucho, se lo importante que es ese sitio para ti, un abrazo
ResponderEliminarGracias por recordar el aniversario de mi madre fallecida hace un año. Francisco
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