No imaginaba que los tonos de estos últimos días iban a ir creciendo hasta llegar a esta intensidad, pero así ha sido. Cierro maleta y pongo rumbo al norte. Queda un diseño de palmeras, calor , mástiles y humedad que me han acogido en estas tierras. Queda detrás este dibujo, reencuentros con la amistad, y alguna expectativa cumplida. Hasta la próxima, Valencia.
Y sigo camino.
3 comentarios:
¡que fantásticas fotos y que fantásticos relatos de la Albufera!
si no me hubiera roto la patita el domingo saldría con Congo para Valencia, ahora se irá él solito y yo le echaré de menos desde mi casita, en fin, no me quejo, así es la vida.
he estado en Valencia un par de veces, pocos días en total y no conozco la Albufera pero me han entrado unas ganas locas de ir, ahora que te he leído. Con suerte igual también nos topamos con el barquero y nos cuenta historias, las mismas que te contó a ti o otras nuevas que ha revcordado en nuestra compañía.
biquiños y que sigas disfrutando del verano.
p.d.: me encanta la foto de la barca y los salvavidas.
Magnífico. Ya has conocido La Albufera. Eso es lo que describió Blasco Ibáñez en sus obras, especialmente Cañas y Barro. Esa es la luz de los cuadros de Sorolla. Me alegra que lo hayas visto esta vez. Valencia es algo más, algo más que F-1, corrupción y la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Habiendo visto lo que has visto, cuando te pregunten puedes decir que has visto toda Valencia. Solo por eso merece la pena.
Un besset.
¿Te he dicho que haces unas fotos maravillosas? Ya sé que ya lo sabes, pero por decirlo que no quede...
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