Hace un tiempo recibí un email de una lista de correo a la que estoy suscrita con un enlace de una entrevista radiofónica a Kristian Zimerman, del que ya hablé aquí y que es mi pianista clásico-músico favorito, sin ninguna duda, y con todas mis bendiciones y adoraciones . Me faltó tiempo para escucharle, porque era algo excepcional. Habitualmente no concede apenas entrevistas, y su vida transcurre fuera de los circuitos mediáticos, tal y como a él le gusta vivirla. Eso incrementa aún más mi absoluta adoración por su persona. Le admiro profundamente. Pero de la misma forma que él no se prodiga, yo nunca he “perseguido” información extra. Si tengo la fortuna de escucharle, es mi mayor premio ; no es necesario para mí “construir” un ídolo. Sólo quiero su música.
Esto sucedió pocos días después de escucharle en vivo, y supuse que hablaría de las obras que había interpretado, ya que llevaba el mismo programa para todos sus conciertos en su gira europea ( esta era una entrevista en Londres, un día después de actuar allí). Así fue. El periodista que le entrevistaba, muy british él, , estaba entusiasmado, y recorrió casi todos los aspectos que un absoluto fan de él hubiera querido oír del pianista. Duró una hora, pero yo hubiera continuado un par de días más escuchándole. Al principio, me pareció un poco tímido, o “contenido”. Pero en seguida se lanzó a explicar todo lo que se le preguntaba, con el mismo “tempo” perfecto de su música. Con la misma claridad. Y, sobre todo, con opinión . Pero no solamente sobre la música ( obvio), sino sobre la vida, sobre su visión del mundo, de la sociedad actual, de la política “Bushiana” que detesta y ante la que se muestra radical, sobre muchas cosas...
Por ejemplo, habló del tremendo respeto que le suscitaba
Respecto a la parte técnica, comentó alegremente que preparaba al menos tres digitaciones diferentes en las obras , y que era en el momento del concierto cuando elegía la más apropiada. Casi nada. Los que hemos tocado un instrumento musical sabemos lo difícil que es llegar a dominar una obra de importancia…incluso con una sola digitación en mente! Bien, pues él, como mínimo, prepara tres.
Una de las curiosidades de la entrevista fue un comentario sobre cómo y cuándo escucha música. No voy a contar aquí todo, la entrada sería excesivamente larga, pero comentó que su lugar preferido para escuchar música era su propio automóvil. Se reía contando cómo era capaz de estar dando vueltas sin rumbo con él, por la noche, incluso con nieve, pero concentrado en ella. Decía que eso le permitía captar aspectos esenciales que en otras condiciones se pierden. Y eso ya terminó de rendirme. Comparto absolutamente la idea, y la experiencia ( sin llegar a hacerlo con nieve ). Y puedo contar, sin exagerar, que he conducido miles de kilómetros de esa manera. Y es que hubo una época -varios años- , en la que yo trabajaba a una hora de conducción de mi casa. El retorno lo hacía siempre de noche, sobre las diez, y especialmente en invierno, con el cansancio de la jornada acumulado y con oscuridad, lluvia y a veces algo de nieve en la carretera, yo disfrutaba mi momento especial, escuchando totalmente concentrada la música que me apasionaba.
Y lo que Zimerman no puede saber es que durante meses estuve obsesionada con una grabación suya ( él detesta escuchar sus grabaciones), y la escuchaba una y otra vez durante mucho tiempo en aquellos trayectos en medio de la noche oscura. Es una de las pocas cosas que he salvado como prioritaria e imperdible en mis mudanzas; y lo he conseguido. Hoy está conmigo. Se trata de una grabación especial suya, siendo muy muy joven, del Concierto para piano nº 1 , op. 11 de Chopin, en vivo, en Polonia, y dirigido por Jersy Maksymiuk, que compré en un lugar inolvidable en mi vida, y que intuyo no deben tener demasiadas personas en su poder. Aunque lo que me ronda y necesito escuchar en estos días es bien distinto, dejo el concierto completo aquí por si alguien lo quiere disfrutar tanto como lo hago como yo.
La música sigue conmigo. Y es que lo esencial, nunca desaparece.
7 comentarios:
Que nunca desaparezca Kristian Zimerman de nuestros oídos. Es algo esencial y debe pervivir (lo diré en inglés, que tanto te gusta)FOREVER.
Clas, clas, clas, clas, clas (aplausos)
Pero que tampoco falte la que he puesto de Keane... eh??
Así me gusta, con iniciativa, hombre, en inglés! jaja
gracias, se lo que son esos viajes con buena música y la luna de compañera, mas de dos veces me pasaba del destino, besos
jaja, Isa, y te pasabas mucho?
Me alegra que te haya gustado,
Un beso
Only, muchas veces nuestros sueños se cumplen aunque nos parezca mentira o casi inalcanzables...¡Felicidades porque el tuyo se ha cumplido.Un beso grandote.Angela
Gracias, Angela,
pero aún tengo una lista de ellos....:) bien larga.
De esos que parecen mentira.
E inalcanzables.
Ya te contaré.:)
Un abrazo bien fuerte
Zimerman vendría siendo el parangón con William Forrester en la literatura (sorry, es que hace poco vi la película basada en su vida).
Preparar tres digitaciones diferentes en las obras...y con la complejidad que tiene, por ejemplo, la citada Sonata de Beethoven. Hay que amar la música para sentirla hasta ese punto.
¿Mi momento preferido para escuchar música? En el bus de vuelta a casa...puedo estar físicamente agotado después del trabajo, pero escuchar música me recarga las energías (incluso, soy capaz de caminar diez cuadras para llegar justo a casa con el tempo de una canción o una composición clásica...como la "1812" de Tchaikovsky).
Saludos afectuosos, de corazón.
Publicar un comentario