Hace unos días, aprovechando un día de fiesta soleado, me acerqué hasta la costa vascofrancesa . Hace muchos años visitaba con frecuencia esta zona, ya que era la salida al mar más cercana desde el lugar en el que vivo, y además me agradaba el contraste que suponía cruzar la frontera y descubrir el “savoir faire” de los franceses en el cuidado de sus casitas, pueblos, etc.
El otro día me detuve , justo antes de llegar a San Juan de Luz , en Ciboure , localidad donde nació el músico Maurice Ravel, y , entre otras cosas, descubrí que su casa natal, que siempre miraba con atención en aquella época, ha sido rehabilitada totalmente, y sólo conserva la inscripción en la fachada que da fe de su nacimiento allí. Hoy alberga la oficina de Turismo de la localidad.
Sin embargo, la pequeña decepción que sentí al encontrar el nuevo edificio se vió compensada con una sonrisa, cuando, en la trasera del mismo edificio, encontré este “dos caballos”, mítico, y símbolo de toda una época. Tengo que añadir que estaba en perfecto estado de uso, con su interior perfectamente cuidado, las pegatinas de sus revisiones actualizadas, y reluciente bajo el sol de la mañana.
No todo se ha perdido : siempre nos quedará París…y algún ” dos caballos”. Oui-oui.
10 comentarios:
Ingrid Bergman: “¿Pero qué pasará con nosotros?
Humphrey Bogart: “Siempre nos quedará París".
Valor entonces y vayamos en pos de nuestros sueños ... y si alguno no lo alcanzamos: "SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS"
Saludos amiga
:-)
eso era sensación de velocidad
Te acuerdas del de Inma?
Un coche de los de antes. Mi padre tenía uno que le regaló su abuelo cuando se sacó el carnet. Yo lo he visto en fotos, era azul, con los faros redondos y con un par de puertas detrás que se abrían tipo furgoneta.
Tuvieron bastante acogida en la época de hecho una de las películas míticas de entonces gira entorno a este coche: Sor Citroen.
Un besset.
Si señora, todo un símbolo. Mi mujer conducía uno cuando la conocí. El suyo era bastante más antiguo que el de la imagen, faros redondos y los intermitentes en la parte superior de los laterales entre las dos puertas.
He llegado a tu blog (que me encanta) desde el de mi amiga pegasa.
Un saludo, alias (Juan)
Estoy escuchando lo último de Madeleine Peyroux y ciertamente es una joyita.
Si, me has hecho aflorar recuerdos de muy pequeño, a la noche, volviendo de alguna parte, la nariz pegada en el cristal frío de la ventana de atrás, lloviendo, con ese ruido tan particular del motor, viendo los árboles pasar en la oscuridad, y mi abuela hablando de lobos... aaauuuuuuuhhhh.
París quedaba lejos todavía, pero la imaginación llegaba mucho mas lejos.
Only, los dos caballos, un mito junto al 600 . Admiro como tú al pueblo francés y me llega la misma sensación que a tí. El cuidado que tienen por su entorno y la naturaleza... Que tengas una buena semana y disfruta de esas minis vacaciones que ´nos esperan a la vuelta de la esquina...Un fuerte abrazo.Angela
Se me pasó, dales recuerdos a los Wagogo de Tanzania.
Mi padre siempre ha querido tener ese modelo de citroneta...aún circulan por acá y se mantienen con dignidad (son casi un objeto de culto, dirían algunos).
Al igual que otros autos de época, el Citröen 2V se niega a morir y no permite aggiornamientos modernos como los del Escarabajo. Saludos afectuosos, de corazón.
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