No recuerdo quién me prestó una pequeña cámara para este viaje,
puesto que en aquellas fechas ya había perdido mi vieja réflex, pero
gracias a ella algunas de las imágenes que guardo en mi memoria también se plasmaron
en papel. Posiblemente un día de estos , uno de esos días que siempre
planeamos dedicar a realizar tareas 'secundarias', las pase al formato
moderno, al digital, al que es obligado ya. Al pasar las páginas del
álbum que las guarda he
encontrado algo más de lo que recordaba. Las inevitables imágenes
que testimonian la visita a lugares emblemáticos se mezclaban con
otras, con miradas rápidas a la realidad de un país que fue cuna de
una civilización deslumbrante, pero permanece hoy anclado en una categoría bien
diferente.
No sé si para los que ven esta
imagen sin saber el lugar al que pertenece será necesario desvelar su
nombre. Lo cierto es que creo que no importa, que da igual, porque
podría situarse, desgraciadamente, en muchos sitios del mundo. Ítem más: aunque está tomada hace dieciocho años ya, también
podría fecharla en este 2010, siglo XXI , y nadie notaría la
diferencia.
Así son las cosas. Así era entonces la imagen de un mercado en un país sin nombre, y así, como esta foto sobre foto , siguen siendo tantos otros lugares, con nombres, con niños, con vestidos rosas, jaulas con animales, cestos con verduras, tierra y polvo, y miradas a una cámara que llega, mira a su vez, y se va. Y aquí la dejo, para que continúe viaje, esta fotografía de un lugar sin nombre.