May Zindel
"Cuatro esquinas y un centro", 96 fotografías entrelazadas de ombligos.
Ayer fue la primera vez en mi vida que ví, parcialmente, la gala de
entrega de los premios Goya. Y fue por pura casualidad. Pero la verdad
es que los minutos que presencié cundieron...
Que alguien, en el
turno de agradecimientos por su flamante premio se lo brinde a su
‘ángel de la guarda´ y mire al cielo...sorprende. A mí, al menos. Pero
que el presidente de la Academia de Cine
nos deleite con un ataque de cordura como éste , sorprende más. A mí, al menos.
“Tenemos
que ser humildes, estar agradecidos y pedir perdón por haber fallado
muchas veces. Nunca reconocemos nuestros errores. Nos miramos al
ombligo, nos encanta nuestro ombligo. Tenemos pósters de nuestro
ombligo en casa, cuadros de ombligos llenando nuestras paredes. Creemos
que somos artistas, genios alternativos, creadores. Antes de todo eso,
somos trabajadores. Nos pagan por hacer un trabajo, y hay que hacerlo
bien. Este año ha sido uno de los mejores, pero el siguiente tiene que
ser todavía mejor. Los primeros que tenemos que arrimar el hombro somos
nosotros. Yo ruedo mañana, así que no me quedo a los canapés.”
Alex de la Iglesia
Y
es que la afición a mirar el propio ombligo es una de las ‘costumbres’
que más me llaman la atención, en general. No puedo evitarlo. Hay tanto
divo, hay tanto ‘artista’, hay tantos ‘imprescindibles’ en esta vida ,
que no lo son , que cuando alguien, como por arte de magia, levanta el
telón, y habla de ombligos propios y ajenos , no puedo menos que pensar
que aún existen ese tipo de arrebatos de lucidez. Al menos, algo es
algo.
La tercera sorpresa, agridulce, fue el Goya
Honorífico concedido a Antonio Mercero, enfermo de Alzeimer, que le fue
entregado en su propio domicilio. Creo que la emoción de ver su imagen
en ese preciso momento fue compartida no sólo por los profesionales
del cine, sino por el público en general.
Nunca es
tarde, ni para mirar al cielo, ni para hablar de humildad, ni para
agradecer a alguien su trabajo y profesionalidad. Ni para tantas otras
cosas... Pero hay que intentar llegar a tiempo. Intentémoslo. ¿ O no?