Teatro Gayarre.Pamplona
Supongo que podría contar por cientos los conciertos de música ‘clásica’ a los que he asistido en mi vida. Desde muy joven, estudiante de música, no perdía ocasión de escuchar en vivo la música que me apasionaba. En todo tipo de escenarios y girando siempre en torno a la ‘clásica’ he vivido momentos inolvidables y, nunca mejor dicho, irrepetibles. Las grabaciones nos permiten deleitarnos una y otra vez en lo ‘que fué’, pero la auténtica música sólo existe en el exacto momento en que se interpreta, y el público, su eco mudo en las butacas, la acústica del lugar, incluso la temperatura influyen y determinan la música que sonará, más allá de la partitura y de los intérpretes. Es así, y resulta imposible dudar de ello.
Recuerdo momentos gloriosos, y de lo más variado , de la época en la que asistía a conciertos.
Mis artimañas para poder hacerlo eran variopintas, y cuando no tenía la oportunidad de conseguir invitación para algún concierto cerrado al público en general ( durante muchos años era la opción más interesante en mi ciudad), me colaba. Como auténticos detectives, otra amiga y yo controlábamos la puerta de acceso trasera del teatro principal donde se realizaban todos los conciertos en aquella época. En el momento en el que quedaba abierta esperando la llegada de los artistas ( si era una orquesta sinfónica, era un festín de personas e instrumentos) nos camuflábamos con ellos y disimuladamente, entrábamos a la zona de camerinos . Una vez dentro, nuestra estrategia consistía en ir acercándonos paulatinamente hasta el acceso al patio de butacas, e incluso alguna vez, tuvimos que improvisar palabras en idiomas inventados ( lo más parecidos al checo, si la orquesta era del Este, o en francés si era necesario) haciéndonos pasar por miembros del ‘staff’....si se acercaba algún empleado del teatro ‘peligroso’. De esa manera, he disfrutado conciertos únicos. Y muy económicos...:)
La guinda la ponía a veces un acomodador que nos conocía de vista por asistir a otros conciertos ‘de pago’, y, como él suponía que habíamos entrado legalmente , nos abría además la puerta de algún palco que quedaba libre ( eso sí, esperaba al último momento), y en ese momento, nuestra felicidad era total.
Hoy he descubierto la nueva opción que ha nacido al amparo de la red. Desconozco si es la única, pero la Filarmónica de Berlín ya ha abierto la puerta digital para poder escuchar su música en vivo y en directo, a través de la red.
El Digital Concert Hall de la Filarmónica de Berlín permitirá escuchar , por ejemplo, el Requiem de Verdi el próximo día 13 a quien pague su ‘ticket digital’ , esté en las Bahamas o en Melbourne, en Honolulú o en San Juan de Luz. Una buena conexión, un buen equipo reproductor, y el ticket, no es necesario nada más.
No se oirán los ruiditos de los papeles de caramelos de algunos asistentes al concierto, ni las toses nerviosas entre los movimientos de una sinfonía. Ni algún aplauso a destiempo de algún despistado. Ni habrá la oportunidad de saludar a conocidos a la salida del concierto o despedirse de otros recordando que es día de labor y hay que volver pronto a casa. Pero esta es otra opción, muy distinta , y recién nacida en este siglo XXI que tantas sorpresas nos brinda. Aunque no podamos decir : ' Nos vemos a la salida...?
10 comentarios:
Colarse:
7. prnl. coloq. Introducirse a escondidas o sin permiso en alguna parte.
Ay, cómo me gustan esos pequeños "delitos" por amor auténtico, por pasión. Entrañable.
Pocas cosas parecen imposibles en esta era de Internet.
Un beso.
¡Qué bien colarse!
Me has recordado alguna que otra "travesura" de mi infancia.
Bueno nos vemos a la salida
Un beso
Quino
Pequeñas y pequeños delincuentes los ha habido, los hay y seguirá habiéndolos. Sin embargo, esos "simples" delitos, a los que yo no estoy acostumbrado, claro, por suerte nada tienen que ver con los que cometen los políticos. Ellos, siempre ocupan "por su cara bonita" las primeras filas de los actos culturales ¿hasta cuándo?
Sería ingenuo pagar 3 euros por ver algo en sta pequeña pantalla ¿no te parece?
Al ritmo de los tiempos.
Me ha gustado mucho tu recuerdo en ese amor musical, que os permitió acceder a algún placo, ¡qué bueno! Felicidad total de la experiencia y de la unión con la música.
Besazos.
¡que delicicia haber dado con tu blog!Lo desconocía. Ha sido un placer igual que el que tuve al conocerte. Un beso
Bueno Mari Luz y parecía que no habias roto un plato y resulta que lo de colarse es casi, si se puede un deporte nacional.La verdad es que ha sido una delicia leerte y en tus palabras escritas se sentia un recuerdo muy feliz de ese tiempo.
Un beso
¡Qué bueno!
¡Cuantos amigos! ¿Te das cuenta, M. Luz, cómo cada vez que dices que algo puede salirle a un@ gratis, aparece Luis? Hay que joderse con la peña. Yo nunca me he colado en ningún sitio porque siempre he tenido mala suerte,que si no. Bueno, que a mí no me gusta la música clásica, pero la amistad es siempre algo muy clásico y como música, o suite, o algo por el estilo, también vale.
Así que eso. Que abrazos y hasta la vuelta.
¿Conciertos de música clásica, yo? La verdad es que...a ninguno; sólo manifestaciones dentro de ceremonias de colegio, pero nada más.
Ahora bien, coincido contigo en que una manifestación potente de la música es cuando se ejecuta en vivo...es parte básica de la sustentación de la carrera de un artista.
Lo de colarse no lo comparto ni me gusta practicarlo...aunque bueno, con una pasión como la tuya, era una opción a considerar y lo respeto.
Buena la opción que presenta la Filarmónica de Berlín y acorde con los tiempos que corren...pero es como el fútbol; no es lo mismo que cuando se vive en directo, en el lugar presente.
Saludos afectuosos, de corazón.
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