Preso de amores Tres cosas me tienen preso
de amores el corazón,
la bella Inés, el jamón
y berenjenas con queso.
Esta Inés ,amante, es
quien tuvo en mí tal poder,
que me hizo aborrecer
todo lo que no era Inés.
Trájome un año sin seso,
hasta que en una ocasión
me dio a merendar jamón
y berenjenas con queso.
Fue de Inés la primer palma,
pero ya júzgase mal
entre todos ellos cuál
tiene más parte en mi alma.
En gusto, medida y peso
no le hallo distinción,
ya quiero Inés, ya jamón,
ya berenjenas con queso.
Alega Inés su beldad,
el jamón que es de Aracena,
el queso y berenjena
la española antigüedad.
Y está tan fiel en el peso
que juzgado sin pasión
todo es uno : Inés, jamón,
y berenjenas con queso.
A lo menos este trato
de estos mis nuevos amores,
hará que Inés sus favores,
me los venda más barato.
Pues tendrá por contrapeso
si no hiciere razón,
una lonja de jamón
y berenjenas con queso.
¿ Habrán cambiado los hombres después de 400 años...?
El árbol Lawrence (Georgia O'Keeffe) La primera vez que viajé a Grecia no imaginé que acabaría bailando toda una noche debajo de las frondosas ramas de un enorme platanero. Pero así sucedió, y gracias a que Mari Carmen propuso el reto de hablar de la sombra de un árbol, he elegido recordar aquel , precisamente aquel. Después de hacer escala en Atenas, aterrizamos en Kavala, desde donde seguimos ruta hacia el norte , hasta llegar a una pequeña aldea cerca de los Montes Rodopis que separan la macedonia griega de Bulgaria. Era pleno mes de agosto, y nos esperaba una fiesta de tres días que celebraba la comunidad pontia del lugar. Estábamos invitados allí gracias a la amistad tejida a través del tiempo por los amigos con los que yo viajaba, expertos bailarines de sus danzas.
Lo cierto es que yo estaba expectante pero también un poco cansada, debido sobre todo al tremendo calor, a las horas de viaje, y a la desilusión que me produjo al principio encontrarme en una carreterucha que nos conducía a través de bosques sin demasiado encanto a un lugar que intuí inhóspito y seco. Los que ya conocían el lugar me habían advertido: “Ya verás, ya verás, cuando llegues al pueblo…Os esperaremos a la sombra de un árbol”...y sonreían. Curioso lugar de encuentro me pareció, pero no dije nada. Sabía que estaban deseando agradarme. Era mediodía cuando llegamos, y nada más bajar del coche que nos llevó nos fundimos en abrazos de sorpresa y alegría con los que nos esperaban. De repente, todo el calor y el sol cegador que nos acompañaba a lo largo del camino se transformó en frescura , sombra y aromas mediterráneos. Estábamos en el centro de la plaza del pueblo, y a mi izquierda pude ver un gigantesco platanero, cuyo tronco medía varios metros de contorno, y a cuya sombra se resguardaban del fuerte calor de mediodía habitantes del pueblo, plácidamente sentados en sillas de enea, y bebiendo retsina. Justo al lado se encontraba la principal “taverna” del pueblo, donde ya estaba comenzando la preparación de la primera parte de la fiesta de esa noche. Las largas mesas corridas donde tendría lugar la cena iban extendiéndose debajo de la inmensa sombra del árbol. Era la “zona cero” de la fiesta.
Una de las características de las danzas pontias es la duración de sus melodías, que suelen ser muy largas. Algunas pueden alcanzar los quince minutos, durante los cuales, los participantes, de todas las edades, incluidos niños y ancianos, son libres de entrar o salir del círculo en cualquier momento ( para volver a beber, o charlar, o comer…) o permanecer hasta el final, unidos en “parea”, a medida que el grupo se va encerrando en una espiral en forma de caracol, hasta que ya no es posible estar más unidos los unos a los otros. Ese es el momento de mayor emoción, y después, poco a poco, se va deshaciendo lentamente, en sentido inverso, y finalmente termina. No podría contar cuántas veces se repitió la escena , cuántas veces entrábamos y salíamos del círculo, cuánto gozamos… Sucedió en una bella y calurosa noche de agosto que no he olvidado. El gigantesco árbol se convirtió en testigo acogedor de los bailes, alegrías, charlas y emociones de todos los que estuvimos allí. Pero pasadas las horas oscuras, y aunque todos estábamos extenuados, aún pudimos asistir al último baile que daba paso al día, justo al amanecer. Los hombres de más edad del pueblo bailaron entonces una de sus más apreciadas danzas, “serra”, varonil y guerrera, bajo la alargada silueta recién amanecida de aquel plataniotikó.. El Himalaya es bello, ascender el Himalaya es doloroso. Si uno no está preparado para esta clase de sufrimiento, preparado para pagar un cierto precio (el dinero efectivo no es aceptado), preparado para aceptar que esto puede dejar cicatrices sobre uno, entonces probablemente sería sabio quedarse en casa. " “El montañismo del Himalaya es considerado inútil y estúpido, porque uno tiene que sudar para hacer realidad sus sueños y porque uno podría morir - como si fuéramos a vivir para siempre si no fuéramos alpinistas..."
En la misma web se despedían hoy así de él:" Iñaki mencionó a los nómadas tibetanos, que gritan en el viento cada vez ellos alcanzan una cumbre o cruzan un puerto de montaña: " Lho Gyelo " –Los Dioses han ganado. Esto es lo que sucedió. Le echaremos de menos, Iñaki. "
Imagen de las huellas solitarias de Ochoa sobre Shisha Y su última crónica desde el Annapurna. Creo que merece la pena dedicar un minuto a leerla.
Um tava ba manchê
Um ta viajà sem medo podemos volar sin miedo
Nha liberdade um tê'l en la libertad de él,
E sô na nha sonho sólo en los sueños.
Na nha sonho miéforte Sólo en sueños
Um tem bô proteçäo uno tiene buena protección
Um tem sô bô carinho buen cariño,
E bô sorriso buena sonrisa.
Ai solidäo tô'me Ay , soledad es para mí
Sima sol sozim na céu como el sol solitario en el cielo
ô ta brilhà ma ta cegà un sol que brilla y te ciega en su claridad,
Na sê claräo Sem sabe pa onde lumia quién sabe qué alumbra,
Pa ondê bai hacia dónde
Ai solidäo é um sina Ay, la soledad es un sino...
El libro es sencillo y fácil de leer, y está indicado para el público infantil-juvenil ( aunque los niños de hoy no leen dos renglones seguidos, no hay que dejar de sugerir...). No podría recordar en qué verano lo leí o què edad tenía yo entonces, pero puedo asegurar que era muy divertido…y tenía una gran ventaja para mí, y es que los bichitos de los que siempre hablaba, con sentido del humor british, estaban “encerrados” en la narración, y no hay mayor tranquilidad que tener a distancia a algunos de ellos : los insectos.
“Todos podemos dar un sentido a la muerte de tantas personas si logramos mantener vivo su recuerdo y si lo convertimos en un estímulo, si asumimos que tenemos contraída una deuda con los que murieron, si sentimos en primera persona la responsabilidad de la Historia. Las tumbas de los asesinados deber recordarnos siempre por dónde discurre la frontera de la democracia. Gracias a ellos- gracias también a estas fotografías- podemos saber en todo momento cuál es nuestro territorio y cuál es el patrimonio que deberíamos compartir con quienes aman la paz y la libertad. Salirmos de esos límites, traspasar la línea que forman los nombres de los muertos, sería traicionar su memoria y dar una parte de la razón a quienes los mataron.”
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Hoy me ha parecido oportuno hacer esta entrada. Nunca hubiera pensado que lo haría, en ningún momento lo imaginé al comenzar este blog. Pero es que hay días…en los que hay que tratar de no olvidar. Me parece que hoy es uno de ellos. Cuando he entrado al auditorio, me he cruzado con el público que salía de otra de las salas después de escuchar a Ferrá Adriá. En pocos metros, conviven el sol de una preciosa tarde de primavera, música sinfónica, gurús de la cocina…y muertos por ETA.
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(Click en las fotos para ampliar)
Barco de papel
Y si supieras sólo la mitad
de lo que le he contado hoy a mi alma,
ya no protegerías mis pupilas
del gusano del mundo,
ni serpearías entre largas sombras
de lirios y ventanas.
Yo no he tirado la primera piedra
ni he construido flotas vengativas
por conquistar el mar .
Pero yo en cambio
he colocado un barco de papel
al frente de tus ojos.
Si lloras algún día,
navegará hasta ti.
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Zimerman es , después de haber tenido la suerte de haber escuchado a través de los años a muchos, pero muchos pianistas, y a algunos de los grandes también ,es, repito, mi GRAN, con mayúsculas, favorito. Las razones musicales son evidentes , y no puedo añadir nada más, sobre todo yo, que no soy pianista.
Y de la Cuba de Bola de Nieve, a la de hoy mismo, 7 de mayo del 2008. La fotografía pertenece a Yoani Sánchez, bloguera cubana a la que por lo visto deniegan una y otra vez el permiso para volar hasta España a recoger el premio Ortega y Gasset, en la categoría de Periodismo Digital, del diario El País.
Yoani presenta así su blog:
" Generación Y es un Blog inspirado en gente como yo, con nombres que comienzan o contienen una "y griega". Nacidos en la Cuba de los años 70s y los 80s, marcados por las escuelas al campo, los muñequitos rusos, las salidas ilegales y la frustración. Así que invito especialmente a Yanisleidi, Yoandri, Yusimí, Yuniesky y otros que arrastran sus "y griegas" a que me lean y me escriban ".
Al leer esta introducción, me he dado cuenta de que en mi actual trabajo coincido con un chico búlgaro-cubano cuyo nombre es Yodeini. Una vez le pregunté por el origen de su nombre, y no supo ( o no quiso, no lo sé ) explicármelo. A lo mejor leyendo este blog...descubro algún " por qué"...
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De él dijeron: