Una vez, hace muchos años, comenté en una reunión de amigos músicos,
casi como confidencia, que de vez en cuando me ponía a estudiar en el
baño de casa, por la estupenda acústica del lugar. Mi sorpresa llegó
cuando comprobé que no era la única: excepto los pianistas, que tienen
un poco difícil 'plegar' su instrumento, los demás lo habían
experimentado más de una vez. Claro, cómo no se me había ocurrido: no
era la única que lo había descubierto....
Otro de mis lugares
mágicos para escuchar música con concentración y calidad ha sido el
coche. No quiero ni pensar cuantísimas horas de escucha y placer he
vivido mientras conducía... Y, casualmente, hace un tiempo descubrí que
uno de los más grandes músicos actuales, mi idolatrado Krystian
Zimermann, opinaba lo mismo. Pero
leí, en una de esas escasas entrevistas que ha concedido en su vida,
algún detalle más. Decía que en muchas ocasiones, y especialmente de
noche, ha conducido sin rumbo exacto o haciendo círculos alrededor de su
residencia, mientras escuchaba la música (especialmente obras en
estudio) que le interesaba en ese momento. Comentaba que de esa manera
conseguía una concentración absoluta, superior a la escucha en su
maravilloso ( imagino yo) equipo musical de su hogar. No es una
excentricidad por su parte, precisamente es el músico menos 'divo', y
más profundo que he conocido, y comparto su punto de vista. Yo no puedo
explicar exactamente por qué puede suceder esto , pero creo que el
hecho de conducir al mismo tiempo es el quid de la cuestión. No se trata
de la calidad del equipo, sino de otro elemento menos tangible, pero
absolutamente real.
Esta tarde venía conduciendo de
noche, lloviendo, y he colocado en el reproductor del coche una cinta
de cassette, relativamente vieja y olvidada en el asiento del copiloto.
No recordaba qué contenía. Entre otras canciones, ha sonado la voz
inconfundible de Stevie Wonder y su Lately, y el frío, la noche y
la lluvia se han transformado en la compañía de un momento de magia
inigualable. Como otras veces, he terminado cantando con él a voz en
grito mientras dejaba atrás semáforos y las luces de la noche. Al llegar
a casa no he tardado un segundo en escucharlo de nuevo. Pero ya no
sonaba igual....
Image: Werner Kunz
6 comentarios:
Pedazo de tema, eh?
:)
Recuerdo alguna entrada tuya, relatando una caravana que se te hizo corta, escuchando algo en concreto o buscando una pieza que acababas de oír.
¿Crees que lo que lo hace excepcional en el modo de sentir la música en el coche, es el hecho de conducir al mismo tiempo? Yo eso no lo sé, lo que sí siento, es que en esos momentos, el coche es algo así como una burbuja, desde la que observamos la vida correr, y nosotros la vivimos, en esos instantes, que pueden ser tan eternos casi como queramos, a nuestro modo: transforma nuestro ánimo hasta ese instante, nos abstrae de lo inmediato, y nos imbuye, del sentimiento exacto que motivó al que la creó.
La música, tiene ese extraño e inconmensurable poder.
Pedazo de tema, sí. Stevie, es mucho Stevie.
Un beso.
veo que eso es algo común, la noche, el coche y la música, cuantas veces no me he pasado consciente o inconscientemente del trayecto para seguir escuchando la música, no te quiero decir como me resucita cuando vuelvo cansada cantando a voz en grito, es mejor que la ducha, no te escucha nadie, besitos
MARAVILLOSO.
Gracias.
Esther,
creo que has dado en el clavo...sí, la burbuja, el aislamiento...tienes razón. eso puede ser. Ohh...gracias, qué gusto tenerte aquí.
Un beso
Isabel,
sí, y ahora que tú puedes aprovechar tus trayectos...puedes disfrutarlo...no??
besito,
De nada, querida Leo, canta Stevie, :)
Un besito
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