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¿ Quién no ha deseado alguna vez ser Meryl Streep en Memorias de África ? ( Probablemente, muchos hombres ).
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Esa película tenía mil ingredientes para tener éxito. Meryl Streep ; por supuesto , un atractivísisisimo Robert Redford, África, naturaleza, matrimonio de conveniencia , historia de amor, banda sonora estupenda , masais y kikuyus, política, feminismo, etc , etc, etc. Y montones y montones de escenas memorables.
Una de mis favoritas es la de Redford lavándole el cabello a ella , en la orilla del río.
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La otra, seguro que ya todos lo han adivinado, es la de la avioneta. con la mano de Karen buscando la de Denys.
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Y claro, una sueña ,y sueña… y a veces se presentan las oportunidades...de cumplir los sueños.
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Principios del mes de julio. 1988. Playa de Oyambre.
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“ Ha amanecido uno de esos días increíblemente azules tan escasos en mi querida Cantabria. Estamos en la playa, y de repente, escuchamos el ruido de un motor que se aproxima...por el aire!
Es un ultraligero, y aterriza en la arena. En seguida se ven pequeñas figuritas que se acercan a él. Yo soy una de ellas. Es un piloto de la zona, loco de la aviación, que da pequeños paseos a quien quiera ver la belleza desde el aire.
Y claro, sin dudarlo, ante el asombro de unos y las risas de otros, me subo con él. Y vuelo !! “
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El viaje duró muy poco tiempo, justo el necesario para sobrevolar unas cuantas veces una Comillas en día laborable, brillante , fresca, pero ahora desaparecida bajo la locura constructora y especulativa.
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Pero yo necesitaba más. Y acordé con él un vuelo de una hora completa otro día. El piloto me aconsejó que quedáramos para volar una hora antes del atardecer. Decía que de esa manera, haríamos coincidir el final de la luz con el final del vuelo, y sería un espectáculo inolvidable.
Y en eso quedamos.
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Pero no he dicho que otra de las condiciones evidentes era que estuviera despejado...y eso no es tan habitual allí, ni siquiera en verano. Así que quedamos en encontrarnos la primera tarde que cumpliera...los requisitos.
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Esta vez me había preparado bien. Me puse encima casi toda la ropa que pude reunir, y llegué al “hangar”, por decirlo de alguna manera, en medio de los prados y los campos de maíz. Pedro , el piloto, ya estaba esperándome. Y casi sin mediar palabra, una vez ajustado el casco y sujetos los cinturones.... , despegamos !!
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¿ Qué puedo decir? ¿ Qué puedo contar?
Era felizz! A los cinco minutos, mi cara de felicidad era tan evidente, que el piloto se reía, y me preguntaba:
( más bien, me gritaba a pleno pulmón...el viento y el casco no dejaban oír) :
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- ¿Vas biennnnnn????
Y yo : Síiiiiiiiiiiii.
- ¿Quieres que haga giros ?
- ¡¡¡¡ Síiiiiiiii Síiiiiiiiiiiiiiii !!
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Y hacía pequeños giros en el aire...
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Aún recuerdo, casi perfectamente, los recortes del mar de la costa, los acantilados, sobrepasado el límite con Asturias...El mar, los prados más inaccesibles llenos de vacas , que levantaban la cabeza si pasábamos demasiado cerca...
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Y era cierto, que no iba a olvidar nunca la despedida de la luz, entre cielo, mar y tierra.
Por eso la he traído hasta aquí hoy, ésta es mi escena de la avioneta.
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A veces no están tan lejos...
están muy cerca.
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En el comentario cito El pájaro amarillo. Para quien no sepa de qué hablo, clik aquí.
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7 comentarios:
Cierto. A veces los sueños están muy cerca, casi siempre encima de nosotros -o tal vez debajo, a veces :-D-. De vez en cuando hay qué mirar a nuestro alrededor y despertar, así de sencillo.
Bonitos recuerdos de "Memorias de África" y buenas vistas de Oyambre, hmmmmmmmm, San Vicente y Comillas. ¿Sabes? algún día me compraré una casa allí. Si eres buena te invitaré.
Besitos y gracias por compartir esos día de verano del ooooooooooooooo 88. TODOS CALVOS YA.
Cuídate mucho.
Jajaja...
bien...Eso, así de sencillo.Casi ná.
¿Tienes pensado el nombre de la casa? Mira que es romántico lo de "El pájaro amarillo"...
Si me invitas, yo llevo la quesada.
Cuídate tú también mucho. A mí a veces me cuidan.
Kisses kisses
Preciosa entrada... Has cumplido tu sueño que jamás, estoy segura, vas olvidar...Gracias por compartirlo... Y que te puedo decir de memorias de Africa...! ¡Todo!... Y de Comillas... hace poco estuve allí, paseando por su casco antiguo...me encantó... pero lo que no llevo bien, al igual que tú, es la imperiosa necesidad del hormigón...Yo veraneo en un pueblecito de la costa asturiana y me oprime ver que ya no es el pueblo que yo había conocido...¡es tan distinto!...Un abrazo. Angela
Angela,Gracias por tu visita y por tu comentario. Ya ves, se recuerda siempre lo bueno...lo demás acaba por desaparecer, algún día. Comillas es un, o era, no sé bien, un lugar mágico. Me alegro de que también lo hayas podido disfrutar. Seguro que el lugar que me dices, conservará también algo especial para ti.Seguro.
Siempre agradezco tu visita, siempre.
Un abrazo inmenso.
pero como me he podido perder esta entrada,estoy verde fosforito de envidia, que maravillaaaaaaaaaaaa, joooooooooo, que maravillaaaaaaaaaaaaa
Se perfectamente que sensaciones tuviste, porque yo también volé con Pedro.
Un saludo.
Hoy taambién leí esta entrada.
Yo sueño con volar muchísimo. No lo hago a menudo, pero me encanta volar. Volar. Porque sentarme en una máquina de un parque de atracciones, "me pone muy malita".
Me ha encantado tu relato, las vistas, lo que sentiste.
Y me encanta "Memorias de África", como no podía ser de otro modo, jajaja.
Un beso.
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